Ubicado en el suroeste de la provincia de León, el lago de La Baña es un lago de origen glaciar, declarado Monumento Natural en el año 1990 y que bien merece la pena descubrir.
Pero antes de entrar en detalle a conocer este lago, quizás os preguntéis a que nos referimos cuando hablamos de Monumento Natural.
Pues bien, los monumentos naturales son aquellas áreas o elementos de superficie limitada, que debido a sus peculiaridades son objeto de protección especial a perpetuidad.
Para ser considerado Monumento Natural, este área debe presentar al menos una característica destacada, como puede ser un accidente geográfico único o una belleza o rareza excepcional.
Como decíamos, el lago de La Baña es Monumento Natural desde el el año 1990 y estas son sus principales características que le han hecho acreedor de tal reconocimiento:
Sobre el lago de La baña
Este lago debe su nombre a la homónima localidad de La Baña, perteneciente al municipio de Encinedo en la Comarca de La Cabrera y de la que se distancia en unos 10 kilómetros.
Está ubicado en el extremo suroccidental de la provincia de León, en la confluencia de la Sierra de Mina y la Sierra de la Cabrera y limitando con la provincia de Zamora.
Se trata de un lago de origen glaciar, algo que se puede observar claramente por su configuración geomorfológica, estando rodeado de un perfecto circo glaciar. Además presenta una basta y bien conservada morrena glacial, compuesta por lajas de pizarra.
Cuenta con una superficie de 731 hectáreas y lo rodean majestuosas montañas, algunas por encima de los 2.000 metros de altura, como Peña Trevinca y Peña Surbia.
Además en el lago de la Baña nace el río Cabrera uno de los afluentes más importantes del río Sil
Fauna y vegetación
Fauna
Una fauna muy variada podemos encontrar en el entorno del Lago de La Baña, empezando por la trucha común que habita en sus frías aguas.
Destaca también la gran diversidad de anfibios que habitan en los alrededores del lago, como la salamandra común, la ranita de San Antonio y la bermeja, el sapo común y el corredor o los tritones jaspeado, ibérico, alpino y palmeado.
También abundan algunas especies cinegéticas como el corzo, el conejo, la liebre o la perdiz y carnívoros tales como el lobo, el zorro, el gato montés o la garduña.
En la colindante Sierra de la Cabrera, vuelan imponentes aves rapaces como el azor o las águilas perdicera, culebrera y real.
Finalmente destaca la gran presencia de reptiles como las lagartijas serrana y roquera, lagartos como el ocelado y el verdinegro, culebras como la bastarda y la de collar y la víbora de Seoane.
Vegetación
En lo referente a la flora, hay una especie que destaca especialmente sobre el resto, como es la serie supra-mediterránea orensano-sanabriense de abedul.
La podemos encontrar en la parte occidental del Lago, en un denso bosquete de abedules adultos que aparecen mezclados con tejos, serbales, acebos, rebollos, arándanos, retamas y brezo.
En la parte oriental del lago el bosquete es mucho más distendido, con presencia destacada de helechos y algunos arbustos espinosos.
Ruta al Lago de la Baña
La ruta para acceder al lago de La Baña es muy sencilla y apta para personas de todas las edades.
Para empezar la ruta, podemos llegar a su inicio desde el propio pueblo de La Baña y atravesando en coche una ancha pista de una pizarrera que se encuentra en buen estado.
Ahí es donde dejamos ya el coche y podemos empezar el tramo a pie de la ruta, señalizada como PRC-LE1 con marcas amarillas y blancas en postes y en piedras.
La ruta tiene una distancia aproximada de 2 kilómetros hasta llegar al lago, es decir, 4 kilómetros aproximadamente ida y vuelta.
Es una ruta muy sencilla, con un desnivel que apenas 133 metros y donde se alcanza una altura máxima de 1450 metros.
La ruta nos permite hacernos una idea de lo que fue el paisaje de la Sierra de la Cabrera, antes de que fuera modificado por las explotaciones de la pizarra.
Lo primero que nos vamos a encontrar en la ruta, que llama mucho la atención, es el discurrir del Arroyo del Lago entre las vertiginosas montañas.
Antes de llegar al lago, podemos disfrutar de la belleza de La Laguna, en la que se reflejan las montañas que la rodean.
Y finamente llegamos al circo glaciar en el que se encuentra el Lago de la Baña y donde comprendemos el motivo por el que ha sido declarado monumento natural.
Antes de emprender el regreso, merece la pena también adentrarse en el bosque de abedules que encontramos entre el lago y las paredes del circo.
Puede que para muchos os resulte desconocido este Lago de la Baña o quizás mucho menos que otro monumento natural de la provincia leonesa como es el Lago de Truchillas, pero sin duda merece la pena descubrir ambos.
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