¿Qué relación existe entre la pulchra leonina y la piedra filosofal? Pues según un minucioso estudio desarrollado en la Universidad de León, «La Catedral de León es la propia piedra filosofal».
Se trata de una investigación llevada a cabo por el profesor titular de Historia del Arte de la ULE, César García Álvarez, quién localizado un significativo conjunto de símbolos alquímicos en la catedral de Santa María de Regla de León.
Aunque los resultados de esta investigación fueron publicados ya hace 3 años, en febrero de 2020, son de plena actualidad por un reportaje recientemente emitido del conocido programa Cuarto Milenio.
En la última entrega de este programa presentado por Iker Jiménez y que suele tratar temáticas relacionadas con el misterio, se trató la historia de Nicolás Flamel, un personaje bien conocido por los seguidores de la saga ‘Harry Potter‘ y su relación con la catedral leonesa.
Sobre la piedra filosofal
La piedra filosofal es una sustancia alquímica legendaria que tendría la propiedad de convertir los metales básicos, tales como el plomo o el hierro, en metales preciosos como el oro (chrysopoeia) o la plata.
También se relacionaba la piedra filosofal con su capacidad para el rejuvenecimiento y para lograr la inmortalidad, como un elixir de la vida.
Su origen no se sabe a ciencia cierta, pero es muy antiguo, apareciendo la primera mención escrita sobre esta, en el texto Cheirokmeta de Zósimo de Panópolis (año 300 d. C.).
Por sus supuestas increíbles capacidades, fue el objetivo más codiciado en la alquimia durante muchos siglos, siendo el símbolo central de la terminología su mística, simbolizando la perfección en su máxima expresión, la iluminación y la felicidad celestial.
Y los esfuerzos para descubrir y crear la piedra filosofal se basan en un método alquímico conocido como el Magnum Opus o La Gran Obra.
Nicolás Flamel y su relación con León
Nicolás Flamel fue un burgués parisino del siglo XIV, escribano público, copista y librero juramentado, pero reconocido como el alquimista francés por excelencia.
Se dice que allá por el año 1357, Flamel se hizo con un misterioso libro que cambiará por completo su vida.
Un libro elaborado de cortezas de arbustos protegidas con unas hermosas tapas de cobre y cuyo contenido estaba repleto de figuras, números, dibujos, textos cabalísticos y mitológicos.
Estuvo años tratando de entender su contenido, hasta que decide viajar a España para hacer el Camino de Santiago y en busca de alguna sinagoga (de las muchas que había en la Península), donde algún maestro judío pudiera ayudarle a interpretar el manuscrito.
Ya finalizada su peregrinación, se detuvo en León donde conoce a un sabio judío converso, el maestro Canches que residía en la ciudad.
El maestro Canches lentamente comenzó a descifrar los enigmas y a ilustrar a Flamel sobre los misterios del libro, que identificó como un tratado cabalístico titulado fuego purificador (Aesch Mezareph).
Flamel propone a Canches que le acompañe a Paris para concluir la interpretación del manuscrito, pero ya en Francia el maestro Canches cayó muy enfermo y murió a los pocos días, dejando a Nicolás Framel solo en su empresa.
Ya de vuelta en París, Flamel consigue, tras casi tres años de trabajo, obtener plata y oro con una base de mercurio, incluso dice la leyenda que llegó a conseguir la inmortalidad.
La catedral de León es la piedra filosofal
Y volvemos ahora a esa investigación realizada por el profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de León, César García Álvarez y a esa afirmación de que «la catedral de León es la propia piedra filosofal», en base la localización de un conjunto excepcional de símbolos alquímicos en esta.
Y es que si bien es cierto, que la presencia de iconografía alquímica es muy frecuente en la práctica totalidad de las catedrales góticas, en el caso de la pulchra leonina es singular y único.
Así, el profesor García Álvarez descubrió que en más de 40 enjutas de las capillas del ábside, más de un tercio del total, hay imágenes relacionadas con la alquimia.
También es muy llamativo el número de dragones labrados en la catedral, más de 40, siendo este animal mitológico asociado al mercurio, el caos y el fuego.
Y retomando ahora la historia de Flamel y su paso por León, García Álvarez afirmaba que el maestro Canches enseñó a Flamel a descifrar los secretos de la alquimia de su libro, a partir de la revelación del libro de piedra que es en realidad la propia Catedral.
Porque según revelan algunos textos antiguos relacionados con Flamel, en su laboratorio había extraños planos y dibujos de la propia catedral de León.
Una historia más a añadir a las ya existentes curiosidades sobre la pulchra leonina que tanto nos fascinan.
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Me gustó mucho ésta nueva historia. Tuve oportunidad de visitarla junto a mis primos leoneses. Soy argentino nieto de una Marañona. Abrazos