El Valle de Laciana estará siempre unido a un pasado no muy lejano, donde la minería fue clave y que ha dejado una profunda huella entre sus habitantes.
No se puede hablar del Valle de Laciana sin asociarlo inmediatamente a la minería y al carbón, auténticos motores de la economía de la zona durante décadas y que con su fin han dejado a la zona tocada pero no hundida.
Porque no hace tanto, en la segunda mitad del siglo XX, el Valle de Laciana era un lugar próspero, con minas de carbón, hierro e incluso centrales eléctricas, que la convertían en una de las comarcas más ricas de la provincia.
Y sin embargo hoy en día, la pérdida de población ante la falta de oportunidades en el valle es alarmante. Sólo por poner un ejemplo, el municipio de Villablino ha visto como su población censada se ha reducido a la mitad en apenas 25 años (de 16.250 personas censadas en 1994 a 8.919 en 2018).
El futuro del Valle de Laciana no es halagüeño pero aunque ya no se extrae carbón en sus minas, el turismo podría convertirse en un filón por explotar para revitalizarlo.
Historia de la minería del carbón en el Valle de Laciana
La minería en Laciana tiene su origen en el año 1876, cuando Ángel Rubio, ayudante de montes residente en Madrid pero natural de Villager de Laciana presenta la “Reseña Físico Geológica del Valle de Laciana”.
En este documento se representaba con mucho detalle la orografía del valle y se mencionaban numerosos afloramientos de hulla enparajes como: la Collada de Cerredo, Villaseca, Lumajo, Orallo, la Braña de San Miguel, Carrasconte o la Veiga de la Mora.
Esto supuso sin duda el punto de arranque de cara a las futuras explotaciones mineras que ya aflorarían entrado el siglo XX, con el protagonismo de la MSP o Minero Siderúrgica de Ponferrada, fundada en 1918.
La MSP fue durante muchos años una de las empresas más potentes del país, con miles de trabajadores a su cargo (llegó a tener casi 6.000 a finales de los años 70) y motor económico tanto de la comarca de Laciana como de la de El Bierzo.
Para hacernos una idea, en la década de los 50 la MSP contaba con un ferrocarril (que comunicaba Ponferrada con Villablino), 2 centrales térmicas (en Villablino y en Ponferrada), 2 fábricas de aglomerados, las minas de hierro Wagner y hasta la filial de distribución Distribuidora de Carbones S.A.
Un poderoso conglomerado empresarial que permitía una basta producción que superaba el millón de toneladas de carbón y 600.000 toneladas de hierro en sus momentos más álgidos y que contaba con un sistema de distribución muy eficiente.
Con los años 70 empezó una lenta decadencia que concluiría con la declaración en quiebra de la empresa en el año 1993, que ni diferentes re-estructuraciones ni los planes de saneamiento pudieron evitar.
Con todo ello pasaron bastantes años hasta el cierre definitivo de las minas en Laciana y de hecho en el año 2003 el 32% del carbón español provenía aún de esta comarca.
En los últimos años 2 hechos ennegrecieron el ya de por si trágico cierre de las minas en el valle de Laciana. Por un lado los procesos judiciales que involucraban a las minas a cielo abierto de Laciana, debido a su impacto ambiental y que concluyeron en el 2009 con una condena de clausura de actividades por parte del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León y con una denuncia de la Comisión Europea.
Y por otro lado la dramática muerte de 6 mineros en el pozo Emilio, el 28 de octubre de 2013, fruto de una serie de negligencias, ya que se ha probado judicialmente que los mineros trabajaban en condiciones muy peligrosas y sin las adecuadas medidas de seguridad.

El futuro pasa por el turismo
La nueva realidad en el Valle de Laciana obliga a reinventarse o morir y ahora mismo, la respuesta puede estar, por un lado en los vestigios de lo que fue esa ya extinta actividad minera y por otro en aprovechar la riqueza natural de la zona, ambos en el marco del turismo.
De cara a rentabilizar la huella minera de la zona ya hay algunas ideas en marcha, como por ejemplo el proyecto «la mina en vivo», enmarcado dentro del Programa de Infraestructuras Turísticas en Áreas Naturales de Castilla y León.
La idea de “la mina en vivo” surgió a finales de 2018 y pretende convertir las instalaciones de la Fundación Santa Bárbara en Caboalles de Arriba, en un centro turístico de minería de carbón, repasando todo el ciclo de perforación-voladura-ventilación-desescombro-sostenimiento que lleva el carbón a través de las galerías de la mina.
Pero no debería de quedarse ahí y ¿por que no fomentar las visitas a las minas a cielo abierto? La verdad es que su vista impresiona y no dejan de tener su indudable interés turístico.
Otra de las cosas que se deberían hacer es retomar la idea de crear un museo de la minería en la zona. Ya que hace años se habló de su posible realización en un antiguo pozo de Villablino, pero esto nunca llegó a puerto. Tenemos un buen ejemplo con nuestros vecinos asturianos en el Museo de la Minería y la Industria de Asturias de que se pueden hacer las cosas bien.
En definitiva de lo que se trata es de poner en valor la arquitectura minera y los paisajes mineros, la huella minera que ha quedado tras el cierre de las explotaciones de carbón en el Valle de Laciana.
La riqueza natural de Laciana
Y como segundo pilar del turismo en el Valle de Laciana, hay que potenciar el turismo de naturaleza, que en esta comarca no resulta complicado ni mucho menos.
Hablamos de que el Valle de Laciana es desde el año 2003, una de las 7 reservas de la biosfera con las que cuenta la provincia de León.
La propia orografía del valle ya impresiona, situado a una altura que va desde los 900 hasta los 1.700 metros y rodeado por diversas cumbres que superan los 2.000 metros de altitud, como los picos de Cornón (2.188 metros), Catoute (2.111 metros) y Tambarón (2.099 metros).
Merece la pena descubrir las brañas que se dispersan por todo el valle, zonas elevadas de pastos a donde se trasladaba al ganado durante el verano y que contaban con cabañas en las que vivían las familias.
También merece la pena realizar una de las muchas rutas de montaña que se pueden realizar en la zona, ya sea a pie, en bicicleta, en quad o incluso en caballo, como la mejor forma de practicar actividad física en contacto con la naturaleza.
Recorrer el mágico Faedo de Ciñera durante cualquier época del año o la estación de esquí de Leitariegos, ya en invierno, también son 2 magníficas alternativas que nos ofrece el Valle de Laciana.

Si hablamos de la flora en este valle encontramos uno de los bosques mixtos en mejor estado de conservación de la Cordillera Cantábrica, con un gran valor biológico, con más de 3.500 hectáreas, por ejemplo, de tejos.
Y finalmente, en cuanto a la fauna, son 2 las especies que destacan por encima de todas en la Reserva de la Biosfera, el oso pardo y el urogallo cantábrico, ambas en peligro de extinción, pero que aquí cuentan con poblaciones reseñables.
Pongamos en valor nuestra provincia, apostemos por lo nuestro y rescatemos al Valle de Laciana de esa oscuridad en la que parece haber entrado.
¿Que opináis? Si sois de la zona nos gustaría leeros, comentar este post si os apetece.
El Faedo de Ciñera se encuentra como su nombre indica en Ciñera, a 70 km de Villablino. En el Valle de Laciana existen bosques mixtos de gran valor ecológico, como por ejemplo el bosque de tejos milenarios que encontramos entre las localidades de Rioscuro y el Villar de Santiago. Tampoco el Catoute y el Tambarón forman parte de nuestra orografía. Sin duda el Valle de Laciana es el lugar ideal para disfrutar de naturaleza, deporte, turismo activo y gastronomía, todo ello en un entorno rural sin masificar.