Finalizamos el repaso por los reyes y reinas del reino de León con esta tercera entrega de nuestro blog que iniciamos con Fernando I el Magno.
Para seguir con el repaso de todos los reyes y reinas que pasaron por el reino de León durante sus 320 años de historia comenzamos este post donde dejamos el anterior, en el año 1037.
En septiembre de aquel año 1037 se produce la muerte de Bermudo III en la batalla de Tamarón, lo que puso fin a la dinastía Astur-Leonesa y dio comienzo a la Dinastía Jimena.
Aunque como veremos a continuación habrían de pasar unos meses hasta que el nuevo rey ejerciera como tal de forma oficial:
Fernando I
Fernando I, conocido como el Magno o el Regio, fue rey de León desde el año 1038 y hasta su fallecimiento en el año 1065, lo que le convirtió en uno de los reyes más longevos de la historia del reino.
Tras la muerte de Bermudo III y sin dejar este descendencia, la sucesión lógica del trono había de recaer en su hermana Sancha y su esposo Fernando, a manos precisamente de cuyo ejército falleció Bermudo.
Pero como adelantábamos la subida al trono de Fernando I tardó unos meses en consumarse y no se produjo hasta el 22 de junio de 1038, dado que en un principio los nobles leoneses consideraban a Fernando un rey ilegítimo y usurpador.
Los primeros años de reinado de Fernando I fueron bastante pacíficos en lo que se refiere a conflictos bélicos contra los musulmanes o contra el vecino reino de Pamplona, ya que el rey bastante tenía con mitigar a los conflictivos nobles del reino.
Sin embargo, tras 16 años en el trono, Fernando entró en guerra contra su hermano mayor, García III de Pamplona, disputándose ambos algunos territorios que su padre había segregado de Castilla y anexionado al reino pamplonés.
El punto álgido de esta guerra tuvo lugar en la batalla de Atapuerca (15 de septiembre de 1054), en la las tropas de Fernando I aniquilan a las navarras y sus aliados musulmanes, siendo asesinado García I, seguramente a manos de nobles leoneses y a pesar de que Sancha había pedido que lo capturaran vivo.
Con esta victoria Fernando reincorporó al reino las tierras reclamadas de Castilla la Vieja, estableciéndose la frontera en el río Ebro y perdurando la paz hasta el 1058, cuando estalló una nueva guerra entre los dos reinos que duraría hasta mayo del 1062.
En lo referente a la relación con el califato musulmán, Fernando I consiguió someter a algunos de los reinos de taifas, cobrando las parias (impuesto de protección y por no ser atacados) las más ricas, como Zaragoza, Toledo, Sevilla o Badajoz.
En lo legislativo, reformó algunos puntos de la Curia Regia leonesa y también restableció el derecho canónico visigodo a través de varias normas recogidas en el Concilio de Coyanza.
Fernando I fallece el 27 de diciembre de 1065 y es enterrado en el Panteón de los Reyes de la Basílica de San Isidoro, que el mismo había construido.
Alfonso VI
Antes de morir Fernando había decidido dividir el reino entre sus tres hijos varones, correspondiendo al segundo, Alfonso, el reino de León.
Al primogénito, Sancho, le entregó Castilla y al menor, Sancho, le dio Galicia.
Por lo tanto, la primera parte del reinado de Alfonso VI fue como regente de un territorio mucho más pequeño que el que su padre había dominado hasta 1065.
Son 7 años de conflictos entre los 3 hermanos que finalizan en el año 1072 cuando Sancho II hizo con el control de los 3 reinos y desterró a sus hermanos.
Sin embargo, este reinado duró apenas unos meses, ya que en octubre de ese mismo año, falleció durante el asedio a Zamora que aún era fiel a Alfonso.
Regresa entonces este del destierro, siendo reconocido como único rey por todos los nobles y dando así comienzo la segunda etapa de su reinado desde 1072 y hasta 1109, reinando aún más años que su padre.
Alfonso VI fue conocido como el Bravo y este apodo no es casual, ya que bajo su reinado se produjo una importante expansión territorial del reino de León, aprovechando también una época de disensiones y enfrentamientos entre las taifas a las que arrebató territorio sin apenas tener que librar batalla.
El principal logro territorial de Alfonso VI fue la conquista de Toledo en 1085, ciudad que los musulmanes nunca recuperarían ya y todo a pesar de que con la ayuda del imperio almorávide si que hicieran retroceder a Alfonso VI en buena parte del territorio conquistado.
Otro hecho curioso sobre Alfonso VI es que a pesar de tener hasta 5 esposas a lo largo de su vida, no pudo dejar un heredero varón, por lo que a su fallecimiento el reinado pasó a manos de su hija Urraca, la primera reina de Europa.
Sancho II
Sancho II el Fuerte ursurpó el reino de León a su hermano Alfonso en enero del año 1072 y tan solo 9 meses después en octubre de ese mismo año fallece en el asedio a Zamora.
Urraca I
Cuando hemos titulado este y los anteriores post como «los reyes y reinas del reino de León» es precisamente por la presencia de Urraca I como única reina dentro de este selecto grupo y pionera por cierto, al ser la primera reina de la época en Europa.
Urraca I conocida como la Temeraria, era hija de Alfonso VI y de su segunda esposa Constanza de Borgoña y fue reina de León entre 1109 y 1126.
Al poder darse esta situación inédita en Europa de una mujer como reina en solitario, el padre de Urraca antes de fallecer había planificado un matrimonio de conveniencia de esta, con Alfonso I “el Batallador”, el rey de Aragón y con el que se casó en octubre de 1109. meses después del fallecimiento de Alfonso VI.
En el contrato matrimonial se estipulaba que en el caso de tener descendencia, su hijo heredaría ambos reinos, pero esto nunca ocurrió, a pesar de que Urraca era totalmente fértil, no se sabe si porque según se dice Alfonso I era homosexual o por las propias desavenencias del matrimonio, que finalizó tras malos tratos por parte del esposo.
También hay bastantes indicios de que Alfonso I quería acabar con el pequeño Alfonso Raimúndez, hijo del anterior matrimonio de Urraca y al que el rey aragonés veía como el último obstáculo para hacerse con todo el reino.
Al final y separado el matrimonio se produjo una guerra entre la ex-pareja que finalizó con la invasión de Castilla por Alfonso I , que tenía todas las papeletas para hacerse con todo el reino, pero que sin embargo al ser apoyada Urraca por Enrique de Borgoña, Rey de Portugal y cuñado de Urraca, se voy obligado a pactar pactar con su ex-esposa.
Así gobernó Doña Urraca el reino de León durante 5 años en solitario, contando con el apoyo de varios Condes, como Pedro González de Lara, con el cual mantuvo una relación sentimental y con quien tuvo dos hijos: Fernando y Elvira.
El reinado de Urraca I en esos años fue complicado, con la presión musulmana en el sur, los intentos aragoneses de anexionarse León en el este y las presiones de Portugal en el oeste.
Doña Urraca murió el 8 de marzo de 1126, en Saldaña (Palencia) y recibió sepultura en el Panteón de los Reyes de San Isidoro de León.
Alfonso VII
Alfonso VII, llamado «el Emperador», era hijo de Urraca y del conde Raimundo de Borgoña y fue rey de León entre los años 1126 y 1157, inaugurando la dinastía de la Casa de Borgoña.
Lo primero que hizo Alfonso VII tras ser coronado rey en la catedral de León fue reclamar el Reino de Castilla, dominado entonces por su padrastro, el rey Alfonso I de Aragón, aunque dados los conflictos que tenían ambos reyes al margen de esta contienda finalmente llegaron a un pacto plasmado en las Paces de Támara y donde se establecían las fronteras entre el reino leonés y el aragonés.
A pesar de ello Alfonso llega a ocupar La Rioja y Zaragoza, así como amplios territorios del sur de Francia, llegando hasta el río Ródalo con el apoyo de algunos nobles del norte de los Pirineos.
Estas conquistas hicieron retomar a Alfonso VII la antigua idea imperial de Alfonso III y así en el año 1135 se coronó emperador en la catedral de León, ya que en ese momento contaba con el vasallaje del rey Garcia de Pamplona, del conde Raimundo de Barcelona, de Zafadola rey de los musulmanes o de muchos condes y duques franceses entre otros.
Lo que no pudo retener Alfonso VII fue el reino de Portugal, donde ya en el inicio de su reinado su tía Teresa de Portucale se había mostrado beligerante y que finalmente de la mano del hijo de esta, Afonso Henriques, se acabaría proclamando la independencia de Portugal en 1139, reconocida en el Tratado de Zamora de 1143.
Como emperador, Alfonso VII realizó importantes conquistas: como Coria, Ciudad Rodrigo, Córdoba, Úbeda, Baeza o Almería, aunque posteriormente perdería muchas de estas a manos de los almohades, musulmanes integristas del norte de África.
Alfonso VII fallece regresando del sitio de Almería en el año 1157 y recibió sepultura en la catedral de Toledo en el mes de agosto de ese mismo año.
Fernando II
2 años antes de su muerte, en el año 1155 Alfonso VII había dispuesto que a su muerte, el imperio se repartiría el imperio entre sus dos hijos. De esta forma Sancho III recibiría Castilla y Toledo, y Fernando II León y Galicia.
Así, a la muerte de Alfonso VII en 1157 Fernado II es nombrado rey de León, pasando a gobernar los territorios del reino de León y Galicia, algo que haría hasta su fallecimiento en el año 1188.
En el comienzo de su reinado en 1158, acordó en el tratado de Sahagún con su hermano Sancho III de Castilla, plantar batalla a los musulmanes y repartirse los territorios conquistados y que en caso de que uno de ellos falleciera, el otro heredaría el reino del hermano difunto.
Curiosamente Sancho fallece ese mismo año, pero es sucedido en el trono castellano por su hijo Alfonso VIII de Castilla, que anuló las cláusulas del tratado de Sahagún.
Comienza así una larga etapa beligerante entre los reinos de León y Castilla, con continuas conquistas y reconquistas por parte de ambas parte, que duraría hasta 1180, cuando ambos reyes se reúnen la localidad vallisoletana de Tordesillas y sellan un acuerdo de paz.
Lo cierto es que durante el reinado de Fernando II, el reino de León estuvo en guerra frente a tres poderosos enemigos: los musulmanes almohades por el sur, los portugueses en el oeste y el reino de Castilla al este.
Al margen de las conquistas territoriales y las contiendas con los reinos vecinos, el mayor logro de Fernando II fue la fundación de la Orden de Santiago, de cara a proteger a los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago.
Además, el papa Alejandro III concedió el año santo jubilar jacobeo en 1181 a la catedral de Santiago de Compostela, lo que favoreció el apogeo de las peregrinaciones, con el consiguiente desarrollo económico, cultural y artístico de los territorios atravesados por el Camino de Santiago.
Alfonso IX
Alfonso IX, hijo de Fernando II y de Urraca de Portugal, fue el último rey de León como reino independiente, desde el año 1188 hasta el año 1230.
El inicio de su reinado fue más que complicado, con los reinos de Portugal y de Castilla ambicionando hacerse con el reino de León, además de la presión de los almohades por el sur y por si todo esto fuera poco, con un reino de León que Alfonso IX se encuentra casi en bancarrota.
Ante esto, Alfonso IX convocó las famosas Cortes de León de 1188 en el claustro de San Isidoro, en donde por primera vez fueron llamados los representantes de las ciudades para intervenir en asuntos de Estado.
Asistieron a las Cortes representantes tanto de la nobleza, como del clero y de las clases populares procedentes de León, Galicia, Asturias y Extremadura.
Así se producen las primeras Cortes representativas de Europa y del mundo y por eso la UNESCO otorgó a León el título de “Cuna del Parlamentarismo”, como precedente más antiguo del sistema parlamentario.
Desde el punto de vista territorial, las guerras con los reinos de Portugal, Castilla e incluso Aragón fueron continuas durante sus primeros años de reinado.
Ya a comienzos del siglo XIII pudo centrarse en la reconquista de territorios musulmanes, conquistando Cáceres en el año 1229 y en el año siguiente Mérida y Badajoz.
Sin embargo antes de poder iniciar la conquista de Sevilla, cae enfermo en el mes de septiembre de 1230 y fallece en la localidad de Sarria, cuando estaba de camino a Santiago de Compostela.
Desde el punto de vista cultural, uno de los actos más destacados durante el reinado de Alfonso IX fue la creación del Estudio General de Salamanca en 1218, que años mas tarde en el año 1254 acabaría convirtiéndose en la primera institución educativa europea en obtener el título propiamente de Universidad.
Tras la muerte de Alfonso IX, habian quedado como herederas del reino sus hijas Sancha y Dulce, pero sería finalmente su hijo Fernando III, que ya era rey de Castilla quien sube al trono y une ambos reinos, surgiendo la Corona de Castilla.
Este fue el fin del reino de León como tal de forma independiente, aunque la realidad es que continuó teniendo sus propias instituciones y una gran autonomía y de hecho las Cortes de León y de Castilla se siguieron reuniendo por separado hasta mediados del siglo XIV.
Hasta aquí este repaso que hemos hecho por los reyes y reinas del reino de León durante sus más de tres siglos de historia, espero que os haya resultado interesante.
Falta Juan I (1295-1300)
Soy leones, (Cimanes del Tejar), de nacimiento y adoro esa tierra aunque no viva en ella. Voy bastante y tengo interes por todo loque ocurre, por su historia, gastronomía, problemas de actualidad etc.
Les adjunto información sobre mi 5º libro: «URRACA I DE LEÓN. PRIMERA REINA Y EMPERATRIZ DE EUROPA». LOBO SAPIENS/EL FORASTERO.
-RESUMEN DEL AUTOR.
En el presente trabajo monográfico y biográfico me he acercado con un interés y rigor enormes, a una de las grandes reinas europeas y, ¡cómo no!, lo es de León, pero ella sabe de dónde viene y a donde va, y por esta razón se intitula siempre como: “EMPERADORA DE LEÓN Y REYNA DE TODA ESPANNA”. Ella es el REY DE LEÓN, ya que ese reino le pertenece, y así signa algunos diplomas.
Aunque su vida no será, nunca, un camino de rosas, sino todo lo contrario. En una Europa medieval donde se contempla con desconfianza y rechazo el que una mujer ocupe un trono, sea donde sea, ella sucederá a su padre el rey-emperador Alfonso VI el Bravo de León, al morir su hermano Sancho Alfónsez (1108) en la batalla de Uclés.
Primero había sido matrimoniada con el conde Raimundo de Borgoña, medrador por antonomasia, quien fallecería en Grajal de Campos el 20 de septiembre de 1107, con 37 años de edad; ella tenía 26 años, de este enlace matrimonial nacerían el heredero, Alfonso VII el Emperador de León y la infanta Sancha Raimúndez.
Es necesario otro matrimonio, ya que la curia regia la presiona, y se tiene que casar con uno de los varones regios más destacados del momento, pero su psique no está a la altura de su fuerza física y de su poderío militar, se trata del rey Alfonso I el Batallador de Aragón y de Pamplona, que es un neurótico palpable. Estudiado recientemente su esqueleto, dentro de la historiografía forense, como un varón fornido, robusto y musculado, con una dieta de alto consumo de carne, y de 1’61-1’62 de estatura.
El matrimonio será un desastre continuo, y ella no estará dispuesta a dejarse pisotear en su autoridad y en su dignidad. El matrimonio vivirá separado y enfrentado bélicamente. La reina Urraca Adefónsez la Temeraria no cederá y será la ganadora, plantando cara a todos, incluyendo a su propio hijo y al arzobispo Gelmírez de Compostela. Mantendrá unas relaciones amorosas plenas y satisfactorias con el conde Pedro González de Lara con el que tuvo dos hijos documentados: Elvira Pérez de Lara (c. 1111-c. 1174) y Fernando Pérez Furtado (c. 1114- 1156).
La reina leonesa fallecerá en Saldaña y será enterrada en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León, la denominada como “Capilla Sixtina del Arte Románico”.
La reina-emperador de León, Urraca I Adefónsez, tiene una clara concepción de que ella ocupa la titularidad de su reino, y su segundo esposo es el consorte, por lo que siempre firma como URRACCA REX, por consiguiente ella es el rey, y no la reina, ya que en este segundo caso presupondría que el titular es Alfonso I el Batallador, y el hecho es inaceptable para ella.
También tiene un sentido muy desarrollado de su feminidad o, incluso feminismo, ya que en todas las diplomaturas, y demás documentos regios, entrega de poblaciones a un beneficiario siempre cita: “…con los hombres y las mujeres”, ya que tiene bien claro que las féminas no son un simple adorno o algo que es etéreo y volátil, sino seres con derechos, personalidad y deberes. Es obvio, que lo mismo era escandaloso para la época.
En las proximidades de su época aparecerá otra mujer fuera de serie, pero las anteriores ya han ido preparando el camino, con sus nombres y apellidos, desde la helénica Safo, la cartaginesa Sofonisbaal, pasando por la Cornelia de los Graco, por la emperatriz Livia, Agripina la Menor, Popea, Hipatia, Hildegard von Bingen, y tantas otras, hasta llegar a la grandiosa Leonor de Aquitania, o la reina leonesa María de Molina, y tantas otras que fueron sembrando el camino de los derechos de las mujeres, con sus virtudes y sus defectos, pero con su idiosincrasia prístina de ser mujeres, dejando en pañales la misoginia de paradigmas negativos del hecho como Catón el Censor o Alfonso I el Batallador y otros de mayor o menos enjundia negativa.
Utilizo, con todo rigor histórico, el vocablo Corona de León o Leonesa o Regnum Imperium Legionensis para referirme, no solo al Reino de León sensu stricto, sino a todos sus territorios dependientes o que le pertenecían, a saber: la Galicia Lucense, la Basconia, la Castilla, las Asturias de Oviedo y de Santillana, y el Territorio Portucalense, por lo tanto, en este momento histórico, todos sus habitantes son leoneses como nacionalidad global superior. “Qui nescit dissimulare, nescit regnare”.
…solo un detalle: Alfonso VIII de Castilla. ¿VIII de Castilla?
No, Alfonso I de Castilla, para ser VIII en Casitlla debería haber habido un VII, y un VI, y un V, y un IV… pero no hubo reyes «Alfonsos» en Castilla antes de él.
Se le da «VIII» siguiendo la nomenclatura o cronología de los reyes de León pero no fue rey de León, solo reinó en Castilla.